Una investigación realizada por ingenieros biomédicos de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte (Estados Unidos), describe lo que podría reemplazar las inyecciones diarias de insulina: un biopolímero termosensible que se administra por vía subcutánea solo una o dos veces al mes.
Para las personas con diabetes, mantener los niveles de glucosa en sangre lo más cerca posible del rango normal –que oscila entre 70 y 100 mg/dl (miligramos por decilitro de sangre)– es muy importante, pues ello reduce el riesgo de presentar graves complicaciones. Sin embargo, no se trata de una tarea fácil, pues a los pacientes con diabetes, en su mayoría, les cuesta trabajo establecer con éxito las dosis específicas de insulina para cada comida, algo que podría cambiar a partir de una investigación desarrollada por científicos de la Universidad de Duke, que diseñaron un biopolímero de liberación controlada y sostenida, capaz de mantener el fármaco por más de dos semanas en el organismo.
La liberación controlada y sostenida: el gran desafío
La investigación, que fue publicada en Nature Biomedical Engineering, explica el nuevo enfoque de los investigadores de Duke. Desde la perspectiva de los desarrolladores de fármacos, quizás el mayor desafío en el tratamiento de la diabetes es que las demandas de insulina en el cuerpo suelen ser cambiantes. Algunos tratamientos para la diabetes tipo 2 usan medicamentos similares al glucagón (GLP1), una hormona útil para liberar la glucosa almacenada en el hígado.
Teniendo en cuenta que el GLP1 dura poco tiempo en el cuerpo, se han intentado diversas formas de extender su vida media. Sin embargo, los investigadores de la Universidad de Duke señalan que, pese a los avances conseguidos, ninguno de los tratamientos vigentes ha logrado que este fármaco siga siendo efectivo en el organismo a medida que el tiempo transcurre.
Ashutosh Chilkoti, profesor de Ingeniería Biomédica en Duke, Lidero el equipo de investigación que fusionó el GLP1 con un biopolímero sensible al calor llamado polipéptido de tipo elastina. Este medicamento biopolimérico se puede inyectar en la piel con una aguja convencional y una vez que está en el torrente sanguíneo, el calor del cuerpo hace que el biopolímero forme un gel biodegradable que lo libera de forma lenta y constante (sin los picos y valles asociados con otras formas de administración del GLP1).
Los resultados de la investigación, que fue probada en ratones y monos (con tiempos de circulación del medicamento de hasta 10 y 17 días, respectivamente), sugieren que esta nueva y optimizada formulación del GLP1 podría ayudar a mejorar en gran medida el tratamiento de la diabetes tipo 2. Según Kelli Luginbuhl, Ph.D. estudiante de la Universidad de Duke y coautora de la investigación, “lo emocionante de este trabajo fue nuestra capacidad de demostrar que el fármaco podría durar más de 2 semanas en primates no humanos. Debido a que nuestro metabolismo es más lento que el de los monos y los ratones, el tratamiento teóricamente debería durar aún más en los humanos”.