A menudo, la diabetes mellitus tipo 1 (DM1) aparece antes de los 30 años y suele ocasionar altos niveles de glicemia (glucosa en sangre), dado que el organismo no produce la insulina necesaria para convertir en energía la glucosa que transita por el torrente sanguíneo. Cuando una mujer con diabetes queda embarazada, e incluso antes de procrear, son varias las recomendaciones que debe tener en cuenta para disminuir los riesgos y hacer que el proceso de gestación de su bebé se lleve a cabo de la mejor manera posible.
¿Qué riesgos corren la madre y el bebé?
De por sí, las complicaciones de la DM1 y de los altos niveles de glicemia prolongados en el tiempo pueden derivar en serios problemas para el organismo como: enfermedades cardíacas y renales, o problemas de visión, entre otros. En ese sentido, la diabetes pregestacional (una forma de llamar a la diabetes cuando se diagnostica antes del embarazo) puede afectar de muchas formas a la madre gestante o al bebé, de no ser manejada correctamente. Según el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés), algunas de las afecciones de la DM1 en el embarazo pueden ser:
- Defectos de nacimiento.
- Alta presión sanguínea.
- Polihidramnios, una afección en la que se registra una mayor cantidad de líquido amniótico que rodea y protege al feto (puede ocasionar parto prematuro).
- Macrosomía, en ésta, el bebé recibe demasiada glucosa y puede crecer y pesar más de lo normal, haciendo el parto más complejo u obligando a que se practique una cesárea. Se considera un feto macrosómico cuando al nacer pesa 4 kilos o más (4.000 gramos o más).
Los niños nacidos de madres con diabetes tipo 1 pueden presentar problemas respiratorios, bajos niveles de glicemia e ictericia. Aunque a la mayoría de los bebés suele irles bien después del nacimiento, puede que algunos requieran pasar un tiempo en observación, en cuidados especiales. Lo que hay que saber es que con una buena planificación y un control adecuado de la diabetes, el riesgo de que estos problemas se presenten disminuye considerablemente.
También es fundamental que, para garantizar el bienestar tanto del bebé como de la madre, ésta mantenga informado a su médico desde mucho antes de la concepción. En caso de que los niveles de glicemia de la paciente no estén en orden antes del embarazo, su médico podrá ayudarle a estabilizarlos para así reducir al máximo el riesgo de que el bebé desarrolle defectos congénitos a causa de elevados índices glicémicos que la madre pueda presentar durante las primeras ocho semanas de embarazo; justo cuando el feto se está empezando a formar.
Hipoglicemia y alimentación
Durante el embarazo, las mujeres con diabetes tienen más probabilidades de presentar hipoglicemia (bajo de nivel de glucosa en la sangre). Esta complicación aguda de la DM1 puede darse si la persona no ingiere los alimentos suficientes, si se salta alguna comida, si no come en el momento adecuado, si se inyecta más insulina de la necesaria o si hace demasiada actividad física. Es importante que tanto la paciente, como su familia o acompañantes sepan cómo hacer frente a los diversos síntomas del azúcar baja; entre estos: mareos, temblores, sudoración, desorientación, debilidad e irritabilidad.
En las mujeres con diabetes, la alimentación es una parte esencial de su tratamiento. Y si están en embarazo, llevar una dieta sana y equilibrada es aún más importante; se debe tener en cuenta que en cualquier embarazo la alimentación juega un papel determinante, dado que la nutrición y el crecimiento del feto dependen de los alimentos que la madre ingiera. Si no se adopta una dieta adecuada, la gestante puede presentar tanto altos como bajos niveles de glicemia y así afectar el normal desarrollo del bebé.
Si la paciente solía administrarse insulina antes del embarazo para controlar la diabetes, puede que la dosis llegue a aumentar durante la gestación de su bebé. Según el ACOG, es seguro usar la insulina durante el embarazo; está comprobado que no causa defectos de nacimiento u otro tipo de efectos adversos.
Referencia:
Artículo realizado con base en información publicada por: Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG); Organización Mundial de la Salud (OMS) y National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases (NIDDK).